miércoles, 29 de octubre de 2014

En Petlalcingo la maestra Jovita y sus hijos representan la cuarta generación del trabajo artesanal del pan de muertos


Miguel Ambrosio

Petlalcingo, Pue.- Todos la conocen como la maestra Jovita, con más de un siglo de tradición haciendo pan en Petlalcingo, el oficio lo iniciaron sus abuelos, luego sus padres, luego sus hermanos y ahora sus hijos que además de lograr una profesión, prefirieron aprender el oficio y emigraron a los Estados Unidos donde tienen una panadería y les va muy bien.


En el Pueblo de Petlalcingo y a sus 80 años la profesora Jovita Ramírez Vergara y su esposo Enrique Aguilar Morales continúan con el trabajo artesanal del pan para ésta celebración del día de muertos, se trata de un pan hecho a base de horno de ladrillo que desde niña aprendió hacerlo, además de lograra ser maestra, trabajó 38 años enseñando en su mismo pueblo natal Petlalcingo donde todo le tienen un gran respeto como profesora a pesar de que rece el dicho que nadie es profeta en su tierra.

Jovita tiene tres hijos el primero se recibió de abogado, el segundo de dentista y el tercero de Contador pero dice que no les gustó ejercer sus profesiones y ahora están en los Estados Unidos, hasta allá llevaron el pan de Petlalcingo ya que se unieron los tres para poner una panadería en Nueva York.


Para la temporada de Día de Muertos, Jovita se prepara con mucha anticipación, dice que con tiempo llena la bodeguita de materia prima y después sale a las comunidades para anunciar el pan con que inicia la temporada y que se llama “pan de conejito” es para la ofrenda de los niños y el pan de canela y ajonjolí que es para las ofrendas de los difuntos grandes, es así como los clientes se enteran y llegan para hacer con anticipación sus pedidos y de esa manera a su edad sigue trabajando al lado de su esposo.

“Se trabaja mucho y se gana poco, porque apoyo a los comités de muchas escuelas a quienes se les vende por mayoreo y a un precio bajo, el pan de canela que cuesta 40 pesos lo vendemos a 25 para ayudar a la gente pobre y a las instituciones escolares” comenta la profesora.


Luego continua recordando su abuela Josefa Castillo y su abuelo José Ramírez afirmando que ellos fueron quienes iniciaron con la tradición del pan, después el oficio lo heredaron sus padres, Don Nabor Ramírez y la señora Luisa Vergara quienes ya fallecieron por eso tiene su ofrenda en el mismo negocio. Jovita ha sido mayordoma por más de 7 años de todas las imágenes del pueblo y también fue tesorera municipal pero juró no volver nunca ocupar un cargo político porque la gente critica muy mal a los funcionarios, eso sí no le gustó y por eso mejor prefiere trabajar en su propio negocio, haciendo lo que más le gusta: pan.


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