Miguel Ambrosio
- Migrantes costearon varios eventos como el maratón, jaripeos y torneos de futbol para hacer grande la fiesta
Chinantla, Pue.- Con el tradicional ponche que se sirve casa por casa durante el recorrido que se hace por las calles del pueblo con los toros que montarán en el último jaripeo, es como termina cada año la fiesta patronal en Honor al Cristo de las Tres Caídas “Padre Jesús” en Chinantla, una fiesta en la que muchos eventos son costeados desde los Estados Unidos por migrantes chinantecos.
El ponche es una bebida cien por ciento prehispánica, y se prepara de forma muy especial seleccionando los mejores productos de la región que le dan el sabor autentico y es elaborado únicamente para esta celebración para servirse en el último día de fiesta, es decir el primero de febrero después de las cinco de la tarde, hora en que toda la población salen de sus viviendas para observar el desfile que anuncia el fin de la fiesta y al mismo tiempo probar el delicioso ponche de despedida.
José Luis González Enrique reconoció el apoyo de los migrantes que además de venir a gastar durante una semana de fiesta, se organizan desde los Estados Unidos para recaudar fondos y aportarlos en eventos como el Torneo de Fútbol que cada año se entregan importantes premios, la carrera atlética de 5 y 10 kilómetros que por primera vez se realizó con corredores de élite internacional, así como otros eventos entre los que destacan los jaripeos rancheros que algunos también son pagados por los migrantes.
La última corrida inicia en el centro de la población y recorre todas las secciones del municipio llevando los caporales jalando los toros y con música de banda se anuncia el fin de la fiesta, mientras que al paso se va sirviendo el ponche con la intensión de que todos brinden con esta tradicional bebida que hace muchos años solo era para los feudales, hoy es para todo el pueblo.
Esta misma tarde los migrantes se despiden también de la imagen religiosa de Padre Jesús, le dan gracias por todos los favores recibidos durante el año, le rezan y le ponen grande ofrendas florales, para finalmente pedir ante el Cristo de las tres caídas, les conceda regresa el próximo año a su pueblo, la tierra que los vio emigrar y que nunca olvidan aun cuando muchos tienen ya la doble nacionalidad.
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